Directores de hotel: cómo se forman y qué sueldo tienen

Un director de hotel es un Dios del Olimpo

¿Lo dudan? Les invitaría a que fueran directores de hotel por un día y comprobaran por sí mismos las desproporcionadas expectativas que genera tal posición -GM o director general, para manejar la jerga– en los empleados y clientes de un hotel, por no hablar de las que tienen los que los lideran: directores de zona, regionales, propietarios o miembros del consejo de administración.

En consecuencia, un director general de un hotel es un ser humano como otro cualquiera que es considerado por su entorno un súper héroe –o súper heroína, por supuesto–, al que se le piden misiones posibles e imposibles a diario –en cantidades industriales, precisemos–

A un GM se le pide empatía, don de gentes, liderazgo, autoridad, habilidades infinitas, generosidad, austeridad, el don de la ubicuidad, elocuencia, conocimientos en todas las áreas del saber humano, omnisciencia, resolución, memoria elefantiásica, paciencia, rapidez y un largo etcétera.

Formación de un director de hotel

La formación de un director de hotel debería ser algo fastuoso, un recorrido formativo por casi todas las áreas del saber, que debería incluir, además, un periodo de práctica largo y minucioso, con mentores y coaches de primer nivel y de varios campos. Pero la realidad es bien distinta.

Aunque ha ido evolucionando a lo largo de las últimas décadas, actualmente los directores de hotel tienen una formación en el espectro de la Administración y Dirección de Empresas, Grado en Turismo o en Marketing o incluso un Ciclo Superior en Gestión de Alojamientos. Hay otros estudios orientados a la comunicación y dirección comercial que también pueden alinearse perfectamente con la dirección hotelera.

Si se quiere acceder a la dirección de un hotel de categoría superior, másteres o estudios en reconocidas escuelas de dirección hotelera como la de Glion, Les Roches, Lausanne –número uno mundial– en Europa, Nevada, Cornell y Harvard en USA o Hong Kong, están en el podio. Otras instituciones como CESAE, la Universidad Complutense de Madrid, Universidad Autónoma de Madrid, la Escuela Universitaria de Sant Pol de Mar, la Universidad de Sevilla y las Autónoma y Ramón Llull de Barcelona son opciones a nivel nacional para obtener grados y másteres de reconocido prestigio.

Sin embargo, no toda la formación se completa en los recorridos mencionados, pues como bien se puede suponer, los idiomas, un dominio importante de la informática, en especial de herramientas para la gestión económica, comunicaciones y gestión ofimática en general, así como de las redes sociales, se ha convertido en un factor higiénico.

Desarrollo de la inteligencia emocional

Junto a todo lo anterior –el mundo del las hardskills–, un adecuado desarrollo de la inteligencia emocional y del imprescindible ámbito de las softskills –liderazgo, comunicación, asertividad, delegación, gestión emocional, gestión del estrés, etc.– resulta imprescindible, e incluso más importante para el día a día que muchas otras habilidades que se suponen más importantes sobre el papel.

El desempeño de un director de hotel depende mucho de la capacidad que tenga para comunicarse con todos los stakeholders –empleados, propiedad, supervisores, clientes y proveedores–, y esto no se lo van a dar los títulos ni la experiencia por sí misma, sino una formación específica que suponga una toma de conciencia clave teórico-práctica sobre la importancia de dominar estos recursos para realizar su trabajo de manera efectiva y, ojo a esto, feliz.

En el entorno BANI–Brittle, Anxious, Non Linear, Incomprehensible– que nos rodela, lleno de incertidumbres que exige de nosotros una adaptación constante a cambios imprevisibles, las habilidades blandas cubren unas necesidades que ninguna otra podrá.

La actitud ante la adquisición de la experiencia inicial

Ahora conviene hacer un apunte que solo el haber sido testigo de las prácticas de casi doscientos aspirantes a directores de hotel provenientes de escuelas de todo el mundo a lo largo de los últimos veinte años, me permite hacer: la actitud ante la adquisición de la experiencia inicial. Hay unos 190.000 hoteles en el mundo, aproximadamente. Así que podemos estimar que habrá más de 200.000 directores generales con experiencia y varios miles en formación. Podemos considerar que habrá habido siete u ocho generaciones de directores de hotel en el mundo, con lo que será un puesto que habrán desempeñado más de un millón de seres humanos con toda seguridad. Por lo tanto, habrá habido directores de todo tipo, con todos los niveles de habilidad y experiencia. Pero una cosa está clara: el hecho de que el director en ciernes haya adquirido la experiencia necesaria desde la base, con verdadera humildad y amor por la profesión, le distinguirá entre otros muchos.

Hay mucha vocación en el sector y muchas personas que abordan el periodo de prácticas con esa humildad y esa magnífica disposición al aprendizaje. Esas personas son las que acaban entendiendo bien de qué se trata el negocio: la dureza y la falta de reconocimiento del trabajo de una camarera de pisos, ese difícil equilibrio entre tres aguas que viven en el día a día los directores de departamento –clientes, equipo y jefes–, lo que supone trabajar en hora punta en la cocina de un hotel a casi cuarenta –y a veces más– grados de temperatura, o lo que supone un duro día en la recepción gestionando quejas y clientes de todo tipo y condición.

Si uno no absorbe desde la base esta experiencia única y fundamental, no sabrá lo que supone ser director de un hotel y no podrá liderar a sus equipos de manera efectiva.

Hay que indicar aquí que hay personas que salen de la escuela deseando ya dirigir un hotel, sin haber adquirido la mínima experiencia y sin saber, en realidad, nada del oficio. Llegan con una preparación muy buena, muchos de ellos, con una magnífica base, pero sin esa actitud de entrega al trabajo, al oficio, sin ese respeto a los compañeros que, a lo mejor sin su preparación, tienen un bagaje extraordinario, se chocarán con muchos muros y encontrarán que han de cambiar si quieren realmente hacer una carrera de provecho.

¿Cuánto quiere cobrar usted como director de hotel?

Es una pregunta interesante ante la cual hay muchas respuestas. 

Los directores de hotel son los ejecutivos mejor remunerados en la industria, con un salario anual bruto entre 55.000 y 70.000 euros como punto de partida. Este rango salarial puede variar considerablemente, llegando a sumas sustanciales que superan los cientos de miles de euros en el caso de hoteles de lujo de renombre internacional. Además, durante sus primeros años en el cargo, pueden recibir un incentivo adicional desde el 10% sobre su salario base.

La determinación precisa de la remuneración de un director de Hotel se basa en una serie de criterios que incluyen la categoría del hotel, su ubicación geográfica, el tamaño de la propiedad, la experiencia del director, la marca del hotel y su reputación en el mercado. Además, se consideran factores como el rendimiento financiero, la satisfacción del cliente, la gestión del personal y la capacidad para mantener y mejorar la competitividad del hotel en el mercado.

En este sector altamente competitivo y en constante evolución, la compensación de un director de Hotel refleja tanto su experiencia como su habilidad para liderar, gestionar y maximizar los recursos de manera efectiva, con el objetivo de ofrecer experiencias excepcionales a los huéspedes y generar resultados financieros sólidos para la propiedad. El turismo hotelero es un campo dinámico donde la recompensa financiera puede ser verdaderamente gratificante para aquellos que demuestran excelencia en la gestión hotelera.

Si es tu primera experiencia en un hotel de cinco estrellas, puede ser que 60.000 € o 70.000 € sea la cifra media. Pero estas cantidades van a depender mucho de la plaza, la experiencia y por supuesto de la categoría y el volumen de negocio del hotel, así como de los requisitos que se pidan: un hotel que requiere el manejo fluido de cuatro o cinco idiomas va a estar, como es natural, mejor pagado que uno para el que dos son suficientes. Habrá que distinguir, además, por supuesto, si se trata de un hotel vacacional o uno urbano, puesto que hay sensibles diferencias.

Luego está el mundo de los bonus, que pueden llegar a suponer hasta el 50% del salario según las políticas de cada país y cada compañía. También hay que tener en cuenta los beneficios o salario emocional que puede recibir el director: seguro médico, coche, becas de estudio para los hijos, para él mismo y un largo etc.

Ahora bien, las jornadas laborales pueden verse extendidas por causa de viajes, eventos, exigencias del guion y otros factores, amén de la gran responsabilidad que se asume, lo cual requiere una gestión de la presión importante que ha de saber llevarse. Si bien es cierto que, en la mayor parte de los casos, un director de hotel trabaja con horarios bastante aceptables y con los fines de semana, habitualmente, libres. Pero ojo, que no es así en todos los casos y esa tendencia está cambiando.

Ser director de hotel es un viaje fascinante, lleno de dificultades y retos pero también una experiencia de una riqueza inigualable.

Jaime Trabuchelli

Tutor Experto en CESAE Business & Tourism Schooll